LOS CAPITALES INYECTADAS EN COLOMBIA, ESTADOS UNIDOS, PERÚ,
CHILE Y ESPAÑA OSCILAN ENTRE LOS 200,000 Y 500,000 DÓLARES, REVELA JORGE BOTTI,
EX PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE CÁMARAS Y ASOCIACIONES DE COMERCIO Y
PRODUCCIÓN DE VENEZUELA.
Jorge Botti, ex presidente de la Federación de Cámaras y
Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), es uno de los
100,000 empresarios venezolanos que huyeron del socialismo del siglo XXI
instaurado por el ex presidente Hugo Chávez Frías y continuado por el
mandatario Nicolás Maduro.
“Conozco algunos casos de empresarios que se fueron al
extranjero a invertir, empezando por nosotros mismos, que después de 46 años
haciendo negocios en Venezuela hemos emprendido el año pasado un negocio en
Estados Unidos”, señala el empresario a Forbes México.
“Son un sinfín y pasan los centenares de miles de capitales
venezolanos que se han ido por completo o han abierto negocios en Chile, Perú,
España, Colombia y Estados Unidos para no depender del riesgo de Venezuela”,
recuerda el ferretero.
El venezolano, junto con uno de sus socios, decidieron abrir
una distribuidora de productos de carpintería en Florida, Estados Unidos.
“En el mercado estadounidense es muy fácil arrancar, pero lo
difícil es quedarse con un pedazo del mercado”, agrega.
Estados Unidos es un mercado muy competido, debido a que se
pagan los costos de entrada y se está obligado a realizar los planes de negocio
de otra forma por el alto número de oferentes, dice.
—Pero ¿cuántas son las empresas o empresarios venezolanos
que invierten en el extranjero?
—Ese número pasa, con creces, los 100,000…
Las inversiones de familias o negocios familiares van entre
los 200,000 y 500,000 dólares, revela el socio fundador de varias empresas del
ramo de la ferretería, insumos de telecomunicaciones, víveres y refrigeración.
“Me parece muy aventurado tratar de atinarle a una cifra
total de cuánto capital se ha escapado de Venezuela”, manifiesta.
“El capital puesto a resguardo por la política venezolana
son 300,000 millones de dólares, pero eso es distinto a los recursos invertidos
por la gente en el extranjero para emprender y desarrollar nuevos negocios”,
agrega Botti. Los venezolanos no son los únicos que sufren las políticas
económicas de Nicolás Maduro; también hay extranjeros afectados.
Cemex y Gruma sufrieron hace unos años la expropiación de
terrenos y plantas en Venezuela, lo cual las llevó a tener pérdidas por más de
400 millones de dólares en conjunto. Otras compañías como Mexichem o FEMSA han
visto afectadas sus ganancias como efecto de la devaluación del bolívar frente
al dólar.
Samsung, LG, Sony, HTC, Nokia, BlackBerry y Alcatel OneTouh
decidieron salirse de Venezuela y llevarse sus sedes a Colombia. Otras firmas
hicieron lo propio y se fueron hacia Panamá o Miami, dejando en el territorio
venezolano un representante o distribuidor a la espera de que las cosas mejoren
para tomar decisiones y para intentar cobrar lo adeudado.
Los negocios emprendidos por los venezolanos en el
extranjero son servicios, especialmente la adquisición de marcas clásicas de
franquicias que brindan mucha seguridad, explica Botti.
Agrega que también ha habido inversión en el área de manufacturas,
informática y el sector cárnico, en donde varios empresarios compraron
haciendas para la cría de ganado bovino.
EL SOCIALISMO DESAPARECE EMPRESAS
Se destruyó y desapareció casi la mitad del parque
empresarial en Venezuela por falta de garantías para mantener la propiedad y
por el escaso retorno de inversión, precisa el emprendedor.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística de
Venezuela son claras y frías: “Ese Instituto hace 18 años tenía un registro de
615,000 unidades formales empleadoras o empresas en Venezuela, pero ese número
hoy está en alrededor de 340,000 compañías”, expone Jorge Botti.
Las anteriores cifras no incluyen el embargo de otras
compañías emprendido por Hugo Chávez y Nicolás Maduro, ya que “nos han
expropiado 370,000 empresas”, advierte.
De 2005 a 2010 fueron años muy buenos para los negocios y
empresas en Venezuela, porque el boom petrolero dejó muchos recursos económicos
a todos los inversionistas.
“Sin embargo, esos capitales se escaparon, porque sabían que
en algún momento el socialismo del siglo XXI iba a hacer agua y las empresas
iban a sufrir mucho, como sufren los últimos 18 meses”, menciona.
“Hemos llegado a una situación donde prácticamente es
imposible operar una empresa hoy en Venezuela de forma legal y que sea
rentable. La única forma de ser rentable es violentando la ley”, comenta el
empresario.
Actualmente, la estructura legal y controles en Venezuela es
muy grande, particularmente el cierre del mercado cambiario y el control de
precios. “No hay manera de operar con ninguna divisa que sea legal, salvo la
suministrada por el gobierno, y eso pasa desde hace 18 meses”, dice el
inversionista.
Las importaciones de materias primas son nulas, debido a que
una ley lo sanciona, dice. Muchas de las fábricas tienen precios controlados
por debajo de sus costos de producción; ésa es una ley única hasta ahora en el
mundo, recuerda Botti.
“Esa ley limita los márgenes de ganancia de las empresas
hasta un máximo de 30% sobre los costos históricos, lo cual quiere decir que no
permite calcular ganancias sobre costos de reposición.”
Las empresas en la legalidad enfrentan la merma de su
patrimonio. “Dudo mucho que haya en alguna parte del planeta un esquema legal
tan perverso y coercitivo para operar una empresa como en Venezuela”, concluye
el ex presidente de Fedecámaras.
Fuente: Forbes
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